Parece que llamar por teléfono jugando bromas a un extraño haciéndose pasar por vendedor de avon que entrega premios y remata el chiste con una rima chusca, conducir una bici con los ojos cerrados y abrirlos de cuando en cuando para no caerse, viajar en colectivo cantando una canción, hacer una vertical o recolectar objetos rojos en la calle para pasar la tarde creando una suerte de tesoro, ya no son prioridades para el niño contemporáneo. Lógicamente es así y sospecho, por no decir que reconozco, que soy yo el que se esta poniéndome viejo y quizás un poco nostálgico. Para serles sincero ya no recuerdo la cantidad de tiempo que me separa de mi ultima vuelta carnero en el piso, de la ultima indigestión de caramelos y helado, ni de la aventura de trepar árboles o postes de luz.
Ahora que sentado aquí recuerdo el pasado por el camino aquel de la memoria puedo ver que se acerca a visitarme la razón, como una oscura compañera que me canturrea cosas al oído diciéndome que es lo correcto, lo apropiado para cada ocasión, y justo ahí comienzo a entenderlo todo. Es por eso que garabateo estas líneas tal vez como un ultimo grito de auxilio ante las obligaciones y deberes diarios. Sin embargo, todavía siento una fuerza ajena que en tono juguetón me tienta en la otra oreja y me dice que corra al zoológico a comprar unos copos de nieve, o me escape a alguna de las ultimas calesitas de alguna plaza, me pegue una vuelta por el tobogán y las hamacas y me indigeste con unos cuantos panchos con chocolatada, claro que tomada con pajita para hacer burbujas cada vez mas gigantes. Se que todo esto tiene que suceder rápido, cuanto antes mejor, porque la razón tiene una voz mas firme, se hizo muy estricta y esta punzando cada vez mas fuerte, además si llega a enterarse que estoy dispuesto a realizar todo esto, bueno, la cosa se puede complicar ahora debo aprovechar a desobedecerla sino después pude que sea demasiado tarde para intentar seguir jugando.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario