miércoles, 29 de agosto de 2007

Vuelta atras

Todo parecía normal, juntarse a conversar un rato después de un encuentro casual.
Hacia como tres años que no se veían y como la relación no había terminado del todo bien no era mala idea recomponer livianamente un vínculo del pasado, una cadena rota del ayer. Ella se entero algunas cosas suyas, como por ejemplo que cambio varias veces de novia y una de auto, que ya no veía tanto cine ni visitaba los museos del centro y que por fin se vestía como debía a su edad. Por su parte él supo que ella se había casado con un tipo que revoloteaba por ahí cuando eran novios, que había tenido una nena hermosa y ahora vivía en un departamento en Palermo cerca del Zoológico. Todas informaciones supuestas, porque no hablaron de nada de aquello para confirmarlo, era demasiado pronto todavía. Ella saludo demasiado cordial aquella tarde, con uno de esos besos cercanos a la comisura de los labios que deja una intriga pendiente, una sutil carga que hace mas dulce el día.
Su jornada de trabajo se arruino con aquel encuentro. Recordó aquellos viejos tiempos, las cosas lindas que tenían y de las que en su momento se había enamorado, su cuerpo desnudo y mas tarde hizo su aparición todo lo malo, las nuevas personas en la vida de ella, las peleas innecesarias y las discusiones con su suegra, una mujer egoísta y perversa que trataba todo el tiempo de lavarle el cerebro a su hija con el afán de retenerla mediante absurdas idioteces. Dejo de pensar, era demasiado desagradable aquella mujer arrugada y sombría caminado en batón por la casa, lanzando órdenes y proclamándose a si misma como la soberana mayor de su pequeño universo.
Comenzaron a verse de nuevo una tarde de sábado y reanudaron el noviazgo en un cine o quizá un museo sellando el pacto con un beso. A él le pareció curioso que ella no contara nada de su vida, nada de lo que le había ocurrido en esos tres años, no pregunto demasiado tampoco, considerando que debía ir de a poco. Reconstruir una relación cuando el tiempo transcurrido es tan grande puede ser un asunto muy delicado y dificultoso, además después de todo seguía enganchado con ella y hasta un poco arrepentido de haberla dejado en su momento.
Tres semanas después ella cumplía años y lo invito a su casa junto a algunos amigos que no conocía demasiado bien de la misma época en que andaban mal, acepto contento, hasta que luego se entero que también podría llegar a estar su suegra y tuvo que disimular el desencanto como pudo:

- Está bien, no hay problema, igual algún día se tiene que enterar de que volvimos a estar juntos…-

Ese jueves nublado y frió él se levanto con dolor de panza, mientras imaginaba como a la noche la fiesta esperaba amenazante a ser derrotada por su valentía. Eligió la ropa con cautela y calculo los tiempos para cambiarse y llegar un poco tarde. Cuando llego los amigos de ella estaban sentados en una mesa y saludaron cordialmente, se acomodo en una silla al lado de la cabecera y trato de relajarse con un poco de cerveza. Ella se mostraba inquieta, un poco rara y sobre todo muy fría.
En la cocina se podían escuchar los pasos de la madre que asomo el cogote simulando agarrar una cosa de la mesada para ver lo que pasaba medio de costadito. El solo ruido de sus pasos lo perturbaba y su novia que no aparecía y cuando lo hacía, era para conversar con otros o peor aun para ignorarlo rotundamente.
La suegra irrumpió en el living, apoyo una taza hirviendo de té en la mesa justo al lado de él, tardo unos cuantos segundos sin saludar, muy largos segundos, mientras él mantenía la mirada cercana para que de una vez por todas pudiera enfrentar nuevamente al monstruo de batón, camuflado ahora para la ocasión. La suegra solo dijo hola y lo miro de reojo, un saludo sin alma ni mucho sentido de esos que uno quiere sacarse rápido de encima. Los amigos de ella seguían conversando de sus cosas preferentemente en voz alta, ignorando todo lo que ocurría alrededor, ignorando aquella batalla.
Ella se acerco a él después de un largo rato, cuando el té ya estaba frió y por la mitad, porque en momentos de tan alta tensión no queda otra que medir el tiempo con lo que haya mas a mano, pero fue tan rápido que solo alcanzo a rozarle la espalda intentando atraparla como pudiera para pedirle con los ojos que lo rescate de las perversas garras de aquella desagradable mujer.

- ¿Cómo pudo salir mi novia de este engendro, como pudo?- pensó una vez mas.

La fiesta se fue disipando, los amigos partiendo y la madre se quedaba ahí estática, sentada ahora en un sillón simulando ver el noticiero con un volumen demasiado elevado.
Quedamos los tres, ella seguía indiferente así que él decidió irse en cinco minutos con cautela, dejando atrás las esperanzas de hacer el amor y listo a reprocharle su comportamiento en la fiesta en cuanto le fuera posible. La madre se paro del sillón y cerró la puerta con llave, (fue mas tarde recién que se dio cuenta que en realidad la suegra no había cerrado las puerta sino mas bien la había abierto), él asumió que fue por el miedo a los ladrones continuo que experimenta la gente que mira mucho los noticiero, mientras tanto ella juntaba algunos platos y acomodaba la mesa.
La suegra volvió al sillón y al noticiero, pero ahora bajo el volumen considerablemente. Ella se acerco a él en el living, la madre los miraba sin mirar, y con los ojos llenos de nada la cara inmutable de ella lo asusto un poco, algo malo se venia cosa que corroboro con el tono de voz muy desconocido que utilizo al hablar. Luego de un breve rodeo ella le dijo que lo suyo no podía seguir. Pronto comenzó a traer del pasado cosas que él ya creía olvidadas, confesó que le fue infiel con aquel muchacho de camisa color salmón que conoció aquel día que la paso a buscar a la facultad, que tenía una hija de nombre Carla que falleció y un ex marido al que también atribuyo gran parte de la ruina en la que se encontraba su vida. Su cara permanecía inmutable con cada palabra, como si dijera un discurso previamente aprehendido desde hace tiempo, sin ninguna pasión. La madre se paro del sillón y la abrazo felicitándola:

- Muy bien querida, ahora te acercaste mas a la meta, pronto vas a estar libre de ayeres penumbrosos y podrás comenzar una nueva vida, estoy orgullosa de vos , ya aprendiste todo lo que te pude enseñar.-

Él quedo atónito, todo había sido un plan para que ella pudiera hacer una suerte de catarsis y así borrar los resabios agrios del pasado de una manera poco ortodoxa. En ese momento entro un tío medio gordo que esperaba en la puerta por si él llegaba a revelarse, putear o ponerse violento, pero fue casi innecesario porque en realidad no pudo decir una sola palabra y se fue de golpe, olvidando su campera y escoltado hacia la calle, acompañado por el guardaespaldas de tío de ella que lo saco del lugar tratándolo como si fuera un agitador peligroso por las dudas. Una vez abajo lo saco a los empujones y sin saludar.
Se quedo sentado en la vereda un rato sin entender, cuando en eso vio a un muchacho de cara conocida que llevaba un ramo de rosas que apretó el portero en la casa de su ex, lo reconoció de inmediato, era aquel tipo de camisa salmón pero ahora disfrazado con un pullover verde. No le dijo nada, ni le advirtió lo que le esperaba arriba y por dentro hasta se aliviano un poco al pensar que el pobre tipo también estaba a punto de sufrir gracias a ella. Camino a casa, pensó en las posibilidades de las mascaras, en cómo se disfrazan las personas continuamente para engañar y se percato que hay algunos elementos del pasado que es mejor no traer mas al presente…

2 comentarios:

JeJo dijo...

Atónito.

Recién descubrí Que no se note ... Así que guardabas ahí las joyitas de la abuela, eh ?

Estás linkeado.

tumejoramig@ dijo...

Impresionante, estoy sorprendida, que maravilla, que bueno el cuento, y el final impredecible!.
Como te dije en el otro blog, a veces es mejor no rebobinar, sino darle al play y seguir la vida.
Este cuento es el mejor ejemplo.
;)
Un beso